Estamos a principios de mes, y continuamos con la presentación de los elementos que conforman PRISMAWAY®, la metodología propia que hemos desarrollado para analizar y organizar el crecimiento de la empresa con el fin de consolidarla.
El tercero de los elementos que presentamos es el de Superar miedos.
Y es que todo cambio supone incertidumbre, riesgo y, en consecuencia, miedos. Pueden ser muchos y diversos los temores que se generan y, a medida que trabajamos el modelo, la persona toma conciencia de ellos. De este modo, ayuda a que la toma de decisiones no se base en dichos temores sino en el objetivo que se persigue.
Los principales miedos que genera el crecimiento del negocio se centran en la incorporación de personas externas y/o internas que colaboren con la persona promotora y, en especial, en dos grandes ámbitos:
El primero, en el hecho en sí de colaborar con otras personas. No es sencillo dar este paso para alguien que está acostumbrado a trabajar de forma individual y a hacerlo todo por sí mismo. Es habitual que surjan dudas del tipo:
El segundo gran ámbito está relacionado con las relaciones personales. Cuando una empresa es unipersonal no hay gestión de las personas más allá de la propia persona promotora del negocio. Pero cuando intervienen personas colaboradoras, sean externas, sean internas, hay que velar para que todas trabajen en la misma dirección. Hay que velar por el buen entendimiento del equipo y también hay que poner límites. A menudo, las empresas pequeñas forjan relaciones muy estrechas por la proximidad entre los miembros del equipo y este hecho dificulta, en ocasiones, el rol de la persona promotora dado que a veces es amiga ya veces pone límites que pueden gustar más o menos al resto de las personas del equipo. En otras ocasiones, se produce una ausencia de límites por miedo a perder «el buen rollo» entre los miembros del equipo.
En definitiva, el crecimiento del negocio conlleva la incorporar personas que colaboren de forma externa y/o interna con la persona promotora y no es un paso exento de riesgo y de incertidumbre. En consecuencia, genera inquietud y miedos en la persona promotora. Tomar conciencia de cuáles son, permite poner mecanismos que disminuyan el riesgo, aporten tranquilidad, y permitan decidir según los objetivos establecidos.
Y tú, ¿te encuentras en situaciones como las que hemos descrito? ¿Cómo gestionas el crecimiento de tu negocio? Si quieres mejorar dicha gestión del crecimiento, te proponemos que realices el diagnóstico sobre el crecimiento de la empresa. También puedes participar en una de nuestras formaciones o bien llamarnos para comentar tu caso en particular.
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